Pepín (1975)
Si la guerra es un animal de dientes afilados, el fotógrafo Agustí Centelles conoció, como pocos, sus fauces durante la Guerra Civil Española (1936-1939). Centelles, miembro de la Agrupació Fotográfica de Cataluña, se convirtió en cronista del conflicto.
La fotografía fue tomada pocas horas después del comienzo de la Guerra, en Barcelona el 19 de julio de 1936, esquina de las calles Diputació y Roger de Lluria. En la imagen se aprecia como tres guardias de asalto dirigen sus fusiles, parapetados tras una barricada de caballos muertos, contra los sublevados. El primero de ellos, en camiseta, es Mariano Vitini.
Pero la imagen, se trata en realidad de una recreación del tiroteo que sucedió minutos antes. Tras asistir a la escena, Centelles propone a los protagonistas volver a la misma posición cambiando la dirección de la barricada: evitar un incómodo contraluz era vital. Un disparo que le valió ser portada de la afamada revista internacional Newsweek.
La cobertura sin precedentes que realizó Centelles sobre el conflicto español motivó su reconocimiento con el Premio Nacional de Fotografía en 1984. Porque la suya es una crónica sangrante que podemos observar desde la distancia, y que, sin embargo, apela a lo más recóndito de la humanidad que hay en cada uno de nosotros.