Rapelle-toi, Bárbara (1987)
El origen de su nombre
Maravillada por los paisajes de la sierra de Guadarrama y por los colores del Greco expuestos en el Prado —ante los que según ella se emocionaba de pequeña—, empieza a pintar, dibujar y vender sus primeras obras. Nacida como Bárbara Allende Gil de Biedma, Ouka Leele quedó fascinada por el nombre ficticio de una de las estrellas que el pintor José Alfonso Morera Ortiz —el Hortelano— había representado en un cuadro con un firmamento inventado y a partir de entonces empieza a usar el nombre de esa estrella imaginada para firmar sus obras.
Los colores y la movida madrileña
Sus inicios en la fotografía eran con trabajos en blanco y negro, pero cuando se le encargó una fotografía en color para una portada, decidió ella misma pintar con acuarela el color de la imagen. Así fusionó dos de sus grandes vocaciones: la pintura y la fotografía. Tras un periplo por Nueva York, a su regreso a Madrid en 1981, esta artista, pintora, poeta y fotógrafa fue uno de los personajes principales de la movida, muy codo a codo con otros artistas como Javier Mariscal, Ceesepe, Alberto García-Alix o Pedro Almodóvar.
En esta época sus obras se caracterizan por la combinación de elementos pop y neodadaístas, utilizando una gama de colores ácidos e intensos. Más adelante evoluciona a colores menos dramáticos en composiciones para finalmente volver con colores eléctricos a finales de la década de los 90. En la obra de Ouka Leele no suele haber fotomontajes excepto en contadas ocasiones. Cada fotografía se prepara concienzudamente antes de capturar la imagen y ese momento de crear un mundo irreal corresponde al momento más interesante de la creación, según la propia artista.
Su relación con el cine
Como autora polifacética que explora varias artes, no podría obviarse su relación con el ordinal séptimo de ellos: el cine. Como ejemplos representativos vale la pena decir que fue Ouka Leele la que realizó los diseños de los sombreros de la película Laberinto de Pasiones, de Almodóvar —1982—, o que más tarde fue retratada por el director de cine Rafael Gordon en la película La mirada de Ouka Leele, nominada a los Goya en 2010 y que transcurre en gran parte en Ceutí (Murcia), durante la elaboración de su mural al aire libre de casi 300 metros cuadrados denominado por la propia artista «mi jardín metafísico».