Señoritas paseando por la Gran Vía (1952)
Una familia dedicada a la fotografía
El padre de Català-Roca, Pere Català Pic, se inició en la fotografía durante las primeras décadas del siglo XX, un momento en el que esta disciplina sufrió cambios estimulantes superando el pictorialismo reinante y generando nuevos lenguajes que se impusieron en posteriores décadas. Con esta influencia paterna, no es de extrañar que tanto Francesc como su hermano Pere y su hermana Maria-Àurea ligasen sus profesiones a la fotografía y otras disciplinas artísticas como la pintura. En 1942, contando con la ayuda de ambos hijos reemprende su negocio fotográfico.El documentalismo frente a los movimientos de vanguardia
Català-Roca siempre se consideró a sí mismo un cronista de la época que trataba de reflejar con su fotografía la realidad cotidiana. En este sentido, se consideraba mucho más cercano a la labor de un documentalista que a la de un artista, faceta en la que otros fotógrafos de la época se englobaban. A través de su fotografía nos muestra la sociedad de la época, con toda la belleza y maestría técnica con la que contaba el autor.
El fotógrafo desarrolló su carrera en plena efervescencia de las vanguardias europeas, que se iniciaron en las primeras décadas del siglo XX y se consolidaron a mitad de siglo.
La importancia de la fotografía arquitectónica de Català-Roca
Uno de los aspectos más destacados en Català-Roca fue su dedicación a la representación de los ámbitos urbanos. Es considerado uno de los primeros especialistas en arquitectura en blanco y negro tras la Guerra Civil, junto a Joaquim Gomis. Pronto la lista de autores consagrados a la arquitectura fue creciendo con la incorporación de nombres tan importantes como Lluis Casals o Leopoldo Pomés.
Su colaboración con el ámbito del arte y la arquitectura siempre fue muy estrecha, trabajando en publicaciones que nos dieron a conocer la obra de Chillida, Josep Guinovart o Joan Miró entre otros.