Un fotógrafo minutero retrata a un grupo de soldados durante la guerra civil (1937)
Radiografía visual de Madrid en el siglo XX
Todo cuanto acontecía en la vida social, cultural y política española, y en concreto, en Madrid, durante el franquismo no pasaba desapercibido a ojos de Martín Santos Yubero.Trabajó en un buen número de periódicos y revistas como
ABC, El Imparcial, Diario de Madrid, Diario Ya, entre otros. Y llegó a crear, junto con los hermanos Benítez Casaux, una agencia de distribución de fotografías, desde la que facilitaban reportajes de la zona republicana a los medios nacionales e internacionales.El nombre de Martín Santos Yubero suena con fuerza entre los fotógrafos que dejaron un amplio registro del temperamento de la sociedad española durante la segunda mitad del siglo XX. Su cámara fue testigo de la vida social, religiosa, política, cultural, folclórica y deportiva de la capital durante el reinado de Alfonso XIII, la II República, Guerra Civil y el Franquismo.
Santos Yubero ha contribuido a mantener viva en la memoria acontecimientos tan relevantes como la victoria del frente popular en las elecciones del 36; la subida al poder de Manuel Azaña, como presidente de la Segunda República o la imagen del cuerpo sin vida de José Calvo Sotelo, ese mismo año.
La obra de Yubero, en el Archivo Regional de la Comunidad de Madrid
El Archivo Regional de la Comunidad de Madrid conserva medio millón de fotografías del considerado uno de los principales cronistas gráficos de la España del siglo XX, tomadas entre los años veinte y setenta del siglo pasado.
La fotografía minutera. El fotógrafo de los pobres
En la fotografía que se muestra en la exposición, Santos Yubero capta a un minutero retratando a un grupo de jóvenes republicanos. A finales del siglo XIX y principios del XX, la figura del minutero comienza a hacerse popular como alternativa a la fotografía de estudio, solo accesible para las clases adineradas.
El minutero retrataba en la calle. Se localizaba en las plazas, las alamedas y las afueras de los pueblos. Era conocido como el fotógrafo de los pobres. Aunque su labor no era bien vista por parte de la clase adinerada, fue el único medio al alcance de la gran mayoría de la población para disponer de un recuerdo de sus seres queridos. Un recuerdo en blanco y negro, que recibe su nombre por el tiempo de espera: 10 minutos desde su captación y el retratado podía llevarse la fotografía.