Sofía y Alia (2007)
Gervasio Sánchez es sinónimo de fotoperiodismo en estado puro. Su experiencia como fotógrafo circula en una línea paralela a los conflictos armados y hechos relevantes sucedidos alrededor del mundo en los últimos veinte años. Se trata por lo tanto de una carrera de fondo, de una manera de mirar que se ha convertido en una profesión de la que no puede separarse ya al fotoperiodista cordobés.
Por eso para hablar de sus proyectos, resulta inevitable hablar de los viajes en los que se ha visto inmerso. Desde 1984 hasta 1992 cubrió la mayor parte de conflictos armados sucedidos en América Latina, entre 1992 y 1996 viajó a Bosnia en diversas ocasiones para cubrir el conflicto que vivía la antigua Yugoslavia mientras que entre 1994 y 1996 centró su trabajo en Ruanda y Somalia.
Desde 1988 mantiene una estrecha relación con el Heraldo de Aragón, periódico para el que cubre conflictos en la antigua Yugoslavia, África, Asia y América Latina. También colabora con Cadena SER y BBC desde 1994 o con La Vanguardia desde el año 2000 entre otros muchos medios de comunicación.
Ha desarrollado diversos trabajos de largo recorrido además de su trabajo como reportero gráfico, como es el caso de Desaparecidos (2011) que desarrolló durante más de 12 años en una decena de países o Vidas Minadas, iniciado en 1997 y que documenta el horror de las minas antipersona que destrozaron miles de familias alrededor del mundo.
Entre los galardones recibidos por Sánchez se encuentra el Premio Jaime Bueno (2006), Premio Ortega y Gasset de Periodismo (2008), Premio LiberPress (2005) o el Premio Nacional de Fotografía (2009), además de ser nombrado por la UNESCO “Enviado Especial por la Paz” por su “extraordinario testimonio mediante la fotografía del calvario que padecen las víctimas de las minas antipersona y por su infatigable promoción de una cultura de la paz al sensibilizar a la opinión pública mundial sobre la necesidad de proscribir estas armas y de ayudar a los mutilados a reinsertarse en la vida cotidiana”.