Rafael Navarro

Díptico #14 (1978)

El observador que huye de lo evidente para sugerir en lugar de explicar

Rafael Navarro llegó a la fotografía de manera accidental, a los 30 años, buscando una salida creativa a la rutina en la empresa familiar en la que trabajaba. Su trabajo con dípticos se desarrolló de 1978 a 1985. Con esta técnica, Navarro consigue enfrentar dos imágenes, aparentemente inconexas, obligándoles a dialogar entre sí.

El trabajo de Navarro se cocina a fuego lento. Primero realiza una fotografía, obtiene un positivo por contacto y con esa imagen bajo el brazo sale en busca de la imagen con la que quiere establecer un diálogo. Como hizo en la obra que forma parte de esta exposición, Díptico #14.

En el imaginario del autor no hay espacio para lo evidente. En su poesía visual prevalece la sugerencia por encima de la explicación lógica. Y es el espectador el que dota de contenido la escena en función de su bagaje y experiencia.

Los desnudos abstractos

Rafael Navarro destaca por su técnica refinada con la que consigue ensalzar el cuerpo humano, especialmente los desnudos. Sus obras muestran cuerpos liberados de las ataduras del ropaje, siluetas dibujadas a base de jugar con las luces y las sombras. El resultado es una composición donde el misterio y la sensualidad juegan las mismas cartas. Su primer desnudo femenino data del año 1968, y su primera serie completa, formas salió a la luz en 1975.

Navarro se distanció de la máxima del todo vale de La Movida madrileña, movimiento artístico y social que surgió de manera espontánea y que supuso vía libre a la creatividad más trasgresora de esos jóvenes talentos ávidos de libertad.

Frente a los excesos y provocación, las obras de Navarro se distinguen por su impunidad. Prefiere no manipular ni el objeto retratado ni el escenario. Se aleja del color, de la vulgarización corporal y de la sexualidad explícita.

Rafael Navarro
© Rafael Navarro, 2019

Sus obras se han expuesto en galerías de arte y museos de todo el mundo. Su aportación al arte contemporáneo ha sido reconocida por la Real Academia de Nobles y Bellas Artes de San Luis, de la que forma parte como académico de número.

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