Niño con tambor (1980)
La fotografía antropológica
Rafael Sanz Lobato consiguió su primera cámara a los 22 años, con la que aprendió los pormenores de la profesión de manera autodidacta. No fue hasta los 45 años cuando se convirtió en fotógrafo profesional. Pertenece a la generación de fotógrafos de posguerra y sus fotografías destacan por su alto valor social y antropológico. Por ello, es considerado el pionero de la fotografía antropológica en España.
La fotografía y la antropología mantienen una relación fructífera desde sus inicios. Ambas se complementan a la perfección. La antropología es una ciencia que busca explicar la evolución del hombre y comprender cómo se relaciona socialmente en las diversas culturas. En esta búsqueda del retrato fiel de la sociedad, la fotografía se pone al servicio de la antropología como una técnica privilegiada para el registro visual de campo. De esta manera, el antropólogo amplía su capacidad de observación al poder conservar en una imagen los acontecimientos.
La fotografía antropológica es un género fotográfico al que se acerca Lobato con gran sensibilidad. Muestra un especial interés por los pueblos, sus costumbres y sus fiestas. Viajó por el medio rural entre las décadas cincuenta y setenta, documentando de manera gráfica el carácter y la idiosincrasia de la España más rural.
En las series La caballada de Atienza (Guadalajara, 1970), A rapa das bestas (Pontevedra, 1970-1975), Bercianos de Aliste (Zamora, 1971), Auto sacramental de Camuñas (Toledo, 1969-1970) se condensan gran parte de su trabajo sobre las tradiciones de los pueblos. Series que invitan al espectador a la reflexión sobre el temperamento de lo que hoy conocemos como la España más profunda.
Su vertiente más creativa
Su producción, siempre en blanco y negro; y en analógico, se centró en el documentalismo social, el retrato, paisajes y las naturalezas muertas de sus bodegones. Con este último puso en práctica su faceta más creativa. Son obras que requieren un largo proceso de preparación, al tratarse de desechos industriales sometidos a una compleja técnica de larga exposición y corto revelado.
Rafael Sanz Lobato recibió en 2004 la Medalla de Oro al Mérito en las Bellas Artes y en 2011, el Premio Nacional de Fotografía. Ha dejado para la memoria colectiva un extraordinario trabajo de producción documental.